La primera vez que leí el texto "La Belleza de Holanda", que como tantas cosas descubrí hace 8 años con el nacimiento de nuestra chica con síndrome de down, lloraba tanto que no veía las letras. Ahora vuelvo a leerlo y lo hago sin ningún rastro de compasión hacia mis circunstancias. Y además, con la continuación escrita por la misma mamá, 10 años después de la llegada de su hijo con un cromosoma de mas a su vida. Cuando visite Holanda, ya había estado en varias ocasiones en Italia, nación que me apasiona y me parece simplemente perfecto. Pero fue la visita al país de los tulipanes lo que marco un antes y un después en mi existencia y en la de todos los que nos rodean. Hemos descubierto tanto en este destino inesperado, que solo podemos dar las gracias al GPS Vital por equivocarse de rumbo y guiarnos a...