CUANDO EL TIEMPO CORRE MÁS DEPRISA: SINDROME DE DOWN Y ENVEJECIMIENTO PREMATURO

Hace unos días participé en unas jornadas sobre el acompañamiento en el proceso de envejecer en personas con síndrome de Down. Y salí removida. Con la cabeza llena de información… y el corazón lleno de preguntas.

Una de las cosas que más me impactó —aunque ya lo había escuchado — es que las personas con síndrome de Down tienen muchas más probabilidades de desarrollar Alzheimer, y además, mucho antes que el resto de la población. Hablamos de una diferencia brutal. De un reloj biológico que, en su caso, parece ir más deprisa.

Esto, como madre, te toca. Porque una cosa es saberlo con la cabeza y otra muy distinta es sentirlo con el cuerpo. Mirar a tu hija y pensar: “¿Y si su vejez empieza antes de que yo esté preparada? ¿Qué pasará cuando ella empiece a olvidar antes de tiempo?”

Y no es que queramos vivir con miedo, ni dramatizar. Pero tampoco se trata de mirar para otro lado. Saberlo es importante. Porque conocer estas realidades nos permite prepararnos, acompañar mejor, exigir recursos y también cuidar más el presente. Aprovechar cada etapa con toda su intensidad.

Durante las jornadas se habló de cuidados, de calidad de vida, de apoyos reales. Se habló de cosas duras, pero necesarias: de cómo cambia su cuerpo antes de tiempo, de cómo sus rutinas se ven alteradas, de cómo a veces el entorno no está preparado para atender esa etapa de su vida con la dignidad que merecen.

Y si, te quedas preocupada. No lo voy a negar. Pero también te quedas con fuerza. Porque entender que el envejecimiento prematuro forma parte de su proceso vital no significa rendirse, sino estar más atentas. Más presentes. Más cerca.

A veces, como madres o familiares, nos volcamos tanto en el presente que cuesta pensar en el futuro. Pero estas jornadas me recordaron que ese futuro también necesita ser mirado con cariño y con responsabilidad. Que nuestra tarea no es solo proteger, sino también anticipar. Planificar. Exigir apoyos adaptados.


Y mientras tanto, seguir construyendo una vida rica, con sentido, con momentos que dejen huella incluso cuando la memoria empiece a fallar.

Porque aunque el tiempo corra más deprisa para ellas o ellos, el amor con el que vivimos cada etapa puede dejar un rastro más fuerte que cualquier olvido.

Comentarios