El nacimiento de nuestra chica con síndrome de down, significó un antes y un después para esta familia numerosa.
Primero a los padres y luego poco a poco a las hermanas, nos hizo ser conscientes que había una realidad paralela de padres campeones. Fuimos conscientes que los #superpapás no eramos nosotros por tener 7 hijas, sino los que tienen un hijo con alguna discapacidad. La lucha es titánica en muchos casos. Los muros a veces parecen infranqueables.
Y las hermanas de Teresa no son ajenas a esta batalla, admirando profundamente, a todo el que no deja que sus dificultades le dejen avanzar. Saben, porque lo viven día a día, que las diferencias enriquecen a la sociedad.
Raquel ha dado un paso más y se ha tatuado en su piel el logo de #sindromededown. Es la inocente forma de gritar: Todos iguales, todos diferentes.
Un gesto muy tierno
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